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Channel: WAKFU, el MMORPG estratégico, político y ecológico.
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28 meses después

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El barco surcaba el mar a toda vela. Pandiego se sostenía el mentón como un dog en la ventana de un carruaje. Tenía los ojos cerrados y una sonrisa en los labios. Apreciaba la frescura de la brisa matutina en la cara. Qué sensación tan agradable la de sentir cómo el viento se introducía por su melena. Era como una caricia bien merecida después de todo por lo que había pasado...

Hacía meses desde la última vez que se había bañado en condiciones. En total, 28 meses desde que no veía a los suyos... Pandiego estaba seguro de que el reencuentro sería intenso y lleno de emociones. El joven pandawa había decidido echarse a la mar mientras el Caos de Ogrest seguía haciendo de las suyas. Era el viaje de su vida, un periplo a través de todo el Mundo de los Doce. Un retiro espiritual, como él lo llamaba. Pandiego imaginaba que aquella experiencia lo transformaría, que saldría de ella siendo alguien totalmente diferente. Al igual que el Mundo de los Doce seguía transformándose día tras día debido a los cataclismos que ya formaban parte de la rutina de los doceros...

A lo lejos, una fina banda de tierra empezaba a perfilarse a través de la bruma. Hacía una eternidad que no la veía, pero la habría reconocido con los ojos cerrados: su amada Pandalucía. Sus verdes tierras. Sus cultivos de bambú, únicos en su género. Era como si nunca se hubiera ido. ¡Y eso que siempre repetía que un bambusero nunca abandonaba su bambusería! Estaba impaciente por volver a ver a los suyos...

Un golpecito contra una de las paredes del barco para decirle a su amigo que acelerara. El anutrof a cargo del timón aumentó la velocidad. El barco dio algunos trompicones y levantó una ola de agua salada que fue a parar a la cara del pandawa; después se repuso y navegó a toda vela.

Tenía tantas cosas que contarles. Tantas ganas de abrazarlos. Había echado de menos incluso a la arpía de su hermana. Mientras el barco se abría paso entre las olas, los vio de lejos, atareados en la bambusería. Mejor dicho, vio sus siluetas: un velo de bruma lo separaba de la tierra firme.

—¡Última parada, todo el mundo abajo!

Pandiego lanzó su petate por la borda y dio un abrazo a su amigo algo emocionado.

—Venga, no vayas a hacer ningún drama. ¡Me vas a romper mis viejos huesos si me sigues estrujando así!

—Te echaré de menos, amigo...

—Lo mismo digo... ¿Con quién voy a vaciar los bares ahora?

—No me digas que no tienes una o dos mujeres que te esperan en cada puerto. ¡Un hombre tan apuesto como tú!

—Pues no. El diluvio se las ha llevado a todas. ¡O se esconden para no verme más!

Pandiego esbozó una sonrisa triste, llena de empatía.

—¡Deberías dejar las malas costumbres! —respondió el pandawa quitándole a su amigo la colilla que tenía pegada a la boca y tirándola al agua.

Este gruñó a modo de afirmación. Un pequeño saludo con la mano y volvió a echarse a la mar. Pandiego se quedó mirándolo mientras se alejaba y se hacía cada vez más pequeño, más vulnerable. Hasta que ya solo era un minúsculo punto negro en mitad del océano. Había conocido a aquel marinero al final de su viaje. Pero era como si lo hubiera conocido desde siempre.

Avanzó con el corazón en un puño, aunque también lleno de emoción. Hacía tanto tiempo desde la última vez que había puesto los pies en tierra firme que sentía vértigo. Se tambaleaba. Era como si el suelo que pisaba desapareciera bajo sus pies. Pero había algo más extraño... Las siluetas de los demás pandawas daban la rara impresión de que estaban encorvados y como inestables. ¿O acaso alguien los había avisado de su regreso y ya habían empezado a celebrarlo? Aquella posibilidad le arrancó una carcajada que tuvo que disimular.

«Veo que por aquí todo sigue igual», pensó divertido.

Pandiego pensaba tomarse su tiempo. Quería saborear cada segundo previo al reencuentro con los suyos y acordarse de ellos para siempre. Contaría aquel momento lleno de emoción a sus hijos, a sus nietos y, por qué no, a sus bisnietos. Ya se los imaginaba, unos cuantos, sentados a su alrededor junto a la chimenea de su pequeña cabaña, allá arriba, en la cima de la colina. Podía ver sus miradas maravilladas por el relato de sus aventuras.

Cuanto más se acercaba, más lograba distinguir una silueta de otra. Empezaba a diferenciarlas, a reconocerlas. Ver que eran tantos lo reconfortaba.

La atmósfera era pesada. Espesa y pegajosa. Casi podía palparse. No sabía decir si era por su larga ausencia o por otra cosa, pero en aquel momento la humedad reinante lo golpeó con más intensidad.

Pandiego ya podía ver los rostros perfilarse con más precisión. Pero había algo que le extrañaba. ¿Tanto habían abusado de la leche de bambú fermentada que no habían reparado en su presencia?

Quizás los cultivos de bambú, que, por cierto, parecían marchitarse, les impedían verlo. Cuando los atravesó, Pandiego agitó los brazos.

—¡Muy bonito, eh! ¡No habéis esperado a Pandiego para el aperitivo! —bromeó el joven superviviente.

Ninguna reacción. Sus parientes parecían de mármol. Los que estaban de espaldas a él permanecían completamente inmóviles. Los otros tenían algo casi inquietante en la mirada...

—Ah, ya veo. ¡Qué divertido!

Seguía sin obtener respuesta.

—Bueno, si es una broma, empieza a no tener gracia. ¡Pandilla de graciosillos!

Silencio. Pandiego estaba perdiendo la paciencia y empezaba a enojarse. Sabía que los pandawas podían tener un sentido del humor algo pesado. Pero de ahí a ignorarlo por completo después de tantos meses fuera... Le costaba creerse todo aquello.

Una silueta, aún de espaldas a él, destacaba entre las demás. Aquel cabello largo, del que tiraba cuando se peleaban. Aquel vestido, que nunca se quitaba y que hacía que pareciera un saco de patatas, como él le decía de broma. Era ella. Pandiego se acercó a la joven y le puso la mano sobre el hombro.

—Te he echado de menos, tata... —susurró mientras le acariciaba el pelo con ternura.

Un gruñido casi bestial. La joven se dio la vuelta con brusquedad.

—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!

 

 

Los ojos inyectados en sangre. La tez verdosa. El cabello grasiento y enmarañado. Y aquella voz ronca... O llevaba sin pegar ojo desde que Pandiego había dejado la isla, o era víctima de una terrible maldición. Un gran escalofrío recorrió todo el cuerpo del pandawa. Al retroceder, el pie se le quedó atrapado en una raíz de bambú y estuvo a punto de caerse de culo; pero pudo agarrarse «in extremis» a otro de sus parientes, que también se dio la vuelta. El mismo cuadro: con la tez cerosa y la piel hecha jirones, su amigo de la infancia había envejecido de la peor forma posible. Pandiego dejó escapar un nuevo grito de horror e hizo que todos los demás pandawas se dieran la vuelta. Bueno, lo que quedaba de ellos.

Avanzaban lentamente hacia él, con el cuerpo medio demacrado, la espalda encorvada, el paso casi convulsivo.

Pandiego estaba aterrado. «Un pandawa nunca debería abandonar su bambusería», pensó...

 

Estas criaturas presas de un misterioso mal han vuelto ¿Conseguirás erradicarlas de una vez por todas? ¡"El regreso de los sedentores" llegará pronto al juego!


Ankama Pas Live: ¡episodio 5!

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¡Vuelta de las vacaciones para el Ankama Pas Live! Descubre la actualidad de Ankama Boardgames, de Ankama Éditions, de los productos de promoción, de WAKFU MMO y de DOFUS MMO en este nuevo episodio en el que, una vez más, los ankamianos demuestran una seriedad y una austeridad desconcertantes...

 

Boss Smasher: cuando el roble pasea por el bosque

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Érase una vez un árbol diferente a todos los demás... Era grande, fuerte, majestuoso. Era... Un momento. ¿Y si volvemos al principio? Pero al principio PRINCIPIO. ¿Vale? Venga, repetimos. Érase una vez un pequeño brote diferente a todos los demás...

Era minúsculo, frágil, casi banal... Un pequeño brote más entre los miles que puede haber en el bosque. Se fundía en el entorno, en mitad de la vegetación. Nadie habría podido imaginar lo que iba a ocurrir con algo tan delicado. Nadie se imaginaba que marcaría la historia del Krosmoz. No obstante...

Aquel pequeño brote decidió echar raíces en mitad del bosque de los abráknidos. Y hay que saber que, cuando un árbol elige un lugar para vivir, es para toda la vida. Bueno... Eso es lo que siempre se ha creído. Pero siempre hay una excepción que confirma la regla, ¿verdad?

Con el paso del tiempo, el pequeño brote se convirtió en una ramita. De aquella ramita surgieron yemas que, a su vez, se convirtieron en hojas. La ramita se convirtió en tallo; el tallo, en arbusto, y el arbusto, en tronco. Luego, las hojas empezaron a ser cada vez más numerosas y fuertes. Engalanaban el sólido tronco con un magnífico sombrero, denso y frondoso. En pocos años, un árbol robusto e inquebrantable apareció orgulloso en mitad del bosque.

El abráknido pasaba días felices y tranquilos con los suyos. El viento acariciaba su follaje. Los roedores le rascaban la corteza. Los pájaros le piaban en los oídos. A veces, algún aventurero se quedaba dormido apoyado contra su tronco. No obstante, aquella vida no era nada monótona. Con bastante frecuencia, el árbol era testigo de un suceso que lo sacaba de la rutina. De vez en cuando, algún enamorado, movido por sus sentimientos, grababa el nombre de su amada en su carne. El árbol, entonces, dejaba que la savia goteara a través de las incisiones, sin protestar a pesar del dolor. También solía presenciar los duelos de araknas que se perseguían de hoja en hoja. Su altura también le daba la ventaja de poder tener una visión increíble de cuanto ocurría en el Mundo de los Doce. Un espectáculo, bien entretenido, bien emocionante, bien dramático. ¡Pero nunca se cansaba de él!

Pero lo que el árbol apreciaba por encima de todo era, a su pesar, la facultad de proteger a los demás. Los niños que se alejaban demasiado de casa, sorprendidos por la lluvia o por la tormenta, se refugiaban bajo él. Los miaumiaus, perseguidos por los wauwaus, trepaban de rama en rama para refugiarse en su copa. Eso por no hablar de los tofus que construían en ella sus nidos para dar la vida.

Si hubiera sabido que un día llevaría su estado de «protector» al paroxismo, salvando de una muerte segura (y atroz: ¡ahogamiento!) a una joven sadida que se había quedado dormida sobre una rama... Si hubiera sabido que un día aquel acto de valentía, de altruismo puro y duro, lo llevaría directamente a desarraigarse... Pero aquello ocurriría mucho después...

Aquellas ganas de ver el mundo de otra forma y de salir de su zona de confort, aunque lo ignorara, habían surgido cuando era muy joven. Se dice, de hecho, que el árbol, cuando solo era un minibrote, no había respetado la regla primordial de la comunidad abráknida:

NO TE DESARRAIGARÁS.

Hay que decir que, por entonces, sus raíces eran tan blandas como un sadida cuando se despierta... Por tanto, no le había costado nada extraerlas del suelo, haciendo que se abrieran paso a través de la tierra mullida como si fueran gusanos de tierra.

Con sus pocos centikámetros de altura, el pequeño brote se había aventurado por el frondoso bosque. Claro que muchas veces estuvo a punto de ser devorado y pisoteado por las criaturas que en él vivían. Cuenta la leyenda que un ángel guardián vino a su encuentro para devolverlo al camino correcto. Un alma benévola llamada Silvosse...

—¡Pero bueno! ¿Qué haces aquí, pequeño? ¡Y con las raíces al aire!

—Visito el bosque, señor. Hay muchísimos árboles aquí. ¡Los he contado todos!

—¿Ah, sí? —respondió Silvosse, divertido.

—¡Sí! El pequeño brote alargó las raíces y se puso a contar en voz alta: «Uuuno, dooos, treees, cuaaat...».

—Perdona que te interrumpa, pero ¿por qué no te has quedado con los tuyos, como deberías haber hecho? El bosque puede ser un lugar peligroso para un pequeño brote indefenso como tú.

—No sé... ¿No cree que es una lástima tener raíces y no poder usarlas, señor?

—Aaaah, pero las usas cada día. Solo que no te das cuenta. ¡Gracias a ellas serás un abráknido robusto algún día! Te permiten obtener toda la energía que necesitas para crecer, aquí, de la tierra...

—Sí, lo sé; pero estaba un poco aburrido. Además, he oído ruidos raros. ¡Aquí en el bosque todo cruje!

—¡Ja, ja, ja! ¡Es normal, pequeño! Así es el bosque. Y tú formas parte de él. Tú y todos tus amigos abráknidos.

—Pero... He oído un grito. Alguien necesitaba ayuda. Pero no lo he encontrado. Era como un «¡Uuuuh, uuuuh!».

Silvosse esbozó una sonrisa tierna.

—Sin duda, era un búho, pequeño.

—¿Usted ya ha visto lo que hay después del bosque, señor?

—Claro. Un mundo fantástico. Pero todavía eres muy frágil para descubrirlo. Cuando pase un tiempo, cuando tu tallo haya crecido lo bastante y midas varios kámetros de altura, podrás admirarlo con tus propios ojos.

—Quiere decir que... ¿seré tan grande como él? —preguntó el pequeño brote señalando a un abráknido gigantesco.

—¡Claro! Y tendrás una vista magnífica de ese mundo que tanto te intriga. Podrás ver lo que nadie ve. Pero, hasta entonces, tendrás que ser paciente y volver a plantar tus raíces en el lugar del que has venido. ¿Lo harías?

El pequeño brote asintió obediente. Silvosse lo acompañó y lo ayudó a colocar sus raíces en su sitio. El protector del mes de Flovor sabía que aquel abráknido tenía algo especial. Seguro que volvería a verlo más tarde...

El Roble Blando siguió los consejos del amo de los esquejes, ¡y es verdad que creció, sí! ¿Listo para enfrentarte al Boss Smasher del mes de septiembre?

Emote Transformación en tonel

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¿Pandalucía abrió sus puertas hace algunas semanas y te gustaría mezclarte con el paisaje? ¡El emote Transformación en tonel es perfecto para ti! No lo dejes escapar: estará disponible en venta flash en la tienda la tienda en línea WAKFU del 19 al 23 de septiembre incluido.

Has descendido a toda prisa la cumbre de las Mil Brumas gracias al emote Carrera sobre tonel y te has reído un montón. ¡Y no has sido el único! Son muchos los aventureros que han probado esta experiencia, ¡algunos hasta la han convertido en un deporte oficial de las Krozolimpiadas!

Ahora podrás llevar la experiencia un poco más lejos: ¡gracias al emote Transformación en tonel, tu tonel y tú formaréis un solo ser!

¡Disponible en venta flash del 19 de septiembre a las 10:00 hasta el 23 de septiembre las 23:59 (hora de París)!

Actualización 1.65: ¡ya llega!

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Que las vacaciones ya se acabaron es un hecho, ¿y qué mejor para endulzar la vuelta que una actualización nueva? La 1.65 llega al juego el próximo 24 de septiembre. ¡Prepárate!

¡La próxima actualización llega al juego la semana que viene! En ella encontrarás:

- La mecánica de ofrendas y de estelas, que da acceso a una gran misión cooperativa.

- Apariencias de monturas universales que podrán usarse en cualquier montura. Las estadísticas seguirán siendo las mismas, solo cambiará la apariencia.

- Un equilibrado de las clases yopuka, sram, ocra, pandawa y uginak.

- La misión de Pandalucía continúa y te llevará a dos lugares emblemáticos del Mundo de los Doce...

Por no hablar de los sedentores, ¡que aún siguen aguando la fiesta! Por cierto... ¿No habías terminado con ellos de una vez por todas? Mmm... qué extraño...

Si quieres saber más sobre este hecho extraño, por no decir misterioso, ¡nos vemos en el juego el 24 de septiembre!

¡La actualización ya está aquí!

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¿Listo para El regreso de los sedentores? Venga, ¡saca tu cantimplora y que corra la leche de bambú!

La actualización 1.65 ya está en línea, y esto es lo que te trae:

- La mecánica de ofrendas y de estelas, que da acceso a una gran misión cooperativa.

- Apariencias de monturas universales que podrán usarse en cualquier montura. Más información.

- Un equilibrado de las clases yopuka, sram, ocra, pandawa y uginak.

- La misión de Pandalucía continúa y te llevará a dos lugares emblemáticos del Mundo de los Doce...

Si has leído el nombre de esta actualización, ya sabrás que los sedentores, unas criaturas errantes que ya vimos en La noche de los sedentores (serie WAKFU, temporada 2, ep. 13), te esperan en el juego para darte caña... de bambú. ¡No te quedes ahí plantado y entra ya en el juego!

¡ALLÁ VOY!

 


NOVEDADES…

El paquete sedentor y sus novedades:

  • Paquete Dioses 30 días
  • 3 billetes adicionales para la Torre Mineral: Los encantamientos poderosos de Feca (ligados a la cuenta)
  • Traje de sedentor (¡nuevo!)
  • Kit de merkasako sedentor (¡nuevo!)
  • Emote Pistoleche de bambú (¡nuevo!)

¡LO QUIERO!

 

Cambios para la piedra de conversión

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¡Los primeros tests con la piedra de conversión llegan a su fin! Gracias a todos por haber jugado al juego y habernos enviado vuestras impresiones. Hoy, ¡volvemos con una piedra de conversión más adaptada a vuestras expectativas!

A muchos de vosotros os habría gustado poder obtener un booster con la compra de una única piedra de conversión. Es la razón por la que, después de reflexionarlo, hemos decidido incrementar su valor, haciéndola pasar de 2500 a 3000 ogrinas. De esta manera, la piedra de conversión te dará la posibilidad de conseguir un paquete Héroe de 7 días. En cuanto a su precio, pasa de 5 a 6 € (la ratio €/ogrinas no cambia, es decir, 500 ogrinas por 1 €).

 

Debido a esta modificación, las ventas actuales de piedra de conversión han sido canceladas. Para no penalizar a los jugadores, las piedras que hayan sido compradas (pero que aún no hayan sido vendidas) antes de esta reevaluación, verán su valor actualizado automáticamente y a partir de ahora valdrán 3000 ogrinas (dicho de otra manera, sus propietarios recibirán de regalo la suma de 1 € o 500 ogrinas).

¿Es la primera vez que escuchas hablar de la piedra de conversión y no sabes cómo funciona? Para saberlo todo sobre este nuevo modo de pago, entra en el devblog que le hemos dedicado.

WAKFU orígenes: una historia de Evangelyne

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Tiene la vista tan afilada como la punta de sus flechas, el carácter tan fuerte como… eh… la cabeza de un crujidor. Aunque su abultado vientre de futura mamá le haga perder el equilibrio, ¡sigue pateando traseros entre contracción y contracción! Evangelyne, la arquera de gran corazón, rara vez se muestra débil. Quizás sea porque los ocras aprenden a ser fuertes desde que son niños.

La ventana estaba abierta de par en par.

Las cortinas de un blanco inmaculado flotaban ligeras, agitándose suavemente con la brisa, como si una presencia invisible las moviera. Pero no era más que una ligera corriente de aire. La puerta entreabierta dejaba escapar risas, palabras de ánimo y de enhorabuena: «¡Estoy orgulloso de ti, mi pequeña Evangelyne!», «¡Siempre he sabido que alcanzarías tu objetivo!», «¡La flecha de tu destino ya mismo saldrá disparada!», «¡Ja, ja, ja, ja!».

La habitación parecía la de una joven ocra. La de dos jóvenes ocras, para ser más exactos. En el suelo y en las paredes, había trazada con tiza una línea de puntos. El mismo espacio, dos estilos.

A un lado, el papel pintado mostraba al ídolo de los ocras preadolescentes: Viken Boscosner. Apuntaba con su arco, el ojo puesto en su objetivo, melena al viento. El cuerpo de la flecha realzaba su mirada tenebrosa, y la punta en llamas hacía que los corazones de las jóvenes ardieran (aunque menos que la parte superior de su camisa, que, desabrochada, dejaba ver una parte de su torso despoblado de vello). Minikornios y purpurina daban al resto de la pared un color rosa golosina.

Al otro lado, de aspecto más sobrio, la pintura caramelo contrastaba con el resto de la habitación. El esquema técnico de un arco y su flecha estaba enmarcado y colgado en la pared. Había unos libros perfectamente alineados sobre una estantería. La puerta se abrió por el lado ordenado de la habitación para dejar paso a la radiante Evangelyne.

 

*****

 

La joven de cabello platino sonreía de oreja a oreja. Llevaba su indumentaria oficial de «dama de compañía», grado inmediatamente inferior al tan ansiado de guardaespaldas. ¡Por fin lo había conseguido! Perdida en sus pensamientos, tardó en descubrir la carta doblada en dos que había sobre la cama del lado piruleta y algodón de azúcar de la habitación. Pero, cuando cerró la puerta a sus espaldas, la corriente de aire se detuvo en seco. Las cortinas dejaron de agitarse y el trozo de papel voló hasta aterrizar suavemente a los pies de la joven ocra.

Se inclinó para agarrarla. Y su expresión cambió…

 

 

*****

 

«Querida Eva:

Cuando leas estas líneas, estaré camino de mi destino».

Evangelyne puso los ojos en blanco. No era la primera vez que Cleofé se iba por la tangente. Pero su destino siempre terminaba devolviéndola al redil.

«¡DEJA DE HACER ESO CON LOS OJOS!

¡Esta vez es de verdad! Nadie conseguirá que vuelva, ni siquiera tú. Ese no es mi sitio… De hecho, ¡ lo ocupas todo! El hecho de que seas la primera no quiere decir que tengas que hacer todo antes que yo. Y tampoco quiere decir que siempre lo harás mejor. He practicado con mi honda y estoy segura de que, en una competición, te ganaría con los ojos cerrados».

Eva no pudo evitar responder en voz alta: —La honda es para los bebés. Primero aprende a usar el arco y ya veríamos después, pequeña fanfarrona.

«¡Desde que agarraste el arco no haces más que presumir! Pero eso no te ha servido para salir con Memo Gibsón, ¡el guapito de tu clase! (¡Sí, sé que estás loquita por él!)».

El rostro de la ocra se crispó: —¡Pequeña arpía!

Estrujó la carta y se giró hacia la puerta para gritar:

—¡MAMÁ! ¡Cleo se ha vuelto a fugar!

 

Hubo un momento de silencio. En la planta baja, alguien se levantó y dio unos pasos para acercarse a la escalera que conducía a la habitación de las chicas. A través de la puerta entreabierta, una voz tranquilizadora y cariñosa respondió: —¡Tu padre va a salir a buscarla, mi gelatina!

  • —Mamá, ya no tengo 6 años…
  • —Perdón, es cierto que tienes 7. Cuando termines lo que estés haciendo, podrás venir a poner la mesa, ¡mi gelatina grande!

 

Eva puso cara de desgana. Después alisó la carta para terminar de leerla.

«¿Sabes qué? Algún día te demostraré lo que valgo. Que yo también soy fuerte y valiente. Que soy digna de ser tu hermana… De momento, haces todo antes que yo y me pones el listón demasiado alto.

¡Me llevas ventaja, pero ya te atraparé! Verás que soy mejor que tú en algo. Cuando lo consiga, volveré. ¡Y todo el mundo estará orgulloso de mí!

Todos creen que ser tu hermana es lo más. En la escuela ocra, todos me dicen: "¡Eres la hermana de Eva! ¡Uau! ¡Es una chica increíble!", "¡Qué suerte tienes!", "¿Podrías darle esta nota por mí?" y mimimimi y más mimimimi

Cuando vuelva, te tocará a ti escuchar: "¿Eres la hermana de Cleofé? ¿Cleofé la Intrépida? ¡Uau, qué suerte!"

Ya lo verás…

¡Hasta pronto, Eva ocaquita!

Cleofé la Intrépida».

 

Los ojos de Evangelyne brillaban. Nunca antes había visto las cosas así. Simplemente, pensaba que a su hermana le gustaba enojarla y que estaba celosa de todo, como todas las hermanas pequeñas. Era la primera vez que advertía lo que Cleofé podía sentir. De pronto, la culpa la invadió. Se prometió que, cuando volviera, tendría más cuidado. ¡Sería una hermana mayor mejor!

Animada por aquel pensamiento, colocó la carta sobre su cama y abrió la puerta: —¡Mamá! ¡Dile a papá que ensillo mi dragopavo y voy con él!

Al girarse, la carta había desaparecido. Recorrió la habitación con los ojos y la vio bajo la cama de Cleofé. La corriente de aire la había llevado hasta allí, sin duda. Se arrodilló para agarrarla y descubrió una pila de más cartas debajo del lugar donde su hermana dormía. ¿Había escrito más? ¿Tantas? Eva eligió una al azar y la tomó. Echó un vistazo a su alrededor y empezó a leerla.

 

*****

 

«Mi amor Cleo:

Eres el sol de mis días, el astro de mis noches, la vela en la oscuridad que me asusta, la luciérnaga en mi jardín, la pepita de mi mina, la luz que brilla al final del túnel, el fuego en…».

—¡Eh! ¡Ya vale! ¡Es mi hermana pequeña! —dijo Evangelyne en voz alta. Divertida pero molesta, volvió a doblar la carta y se disponía a devolverla a su sitio cuando se detuvo en el último momento. ¿Quién le había escrito aquellas líneas de amor? En el fondo, Cleofé era una metomentodo. ¡Así podría pagarle con su propia moneda! Eva sonrió con malicia y volvió a desdoblar con suavidad la carta.

«Siempre recordaré cuando me miraste en el comedor. Hasta me olvidé de mi tortita… ¡y Ocra sabe que adoooro las tortitas!».

—Qué poeta…

«¿Te gustaría ser mi pequeña tortita de azúcar?

Tu amor locrito por ti

Memo Gibsón».

 

Aquella carta también terminó estrujada. Con el cuerpo en tensión, la mandíbula apretada, una vena hinchada en la sien izquierda, Evangelyne tragó saliva, antes de gritar:

—¡¡¡¡¡CLEOFÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ!!!!!


Paquete de los dioses: Ocra

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¿Sigues tan involucrado como siempre y estás ansioso por tener el último paquete de los dioses? Sí, te lo puedes creer, hasta el miércoles 9 de octubre a las 23:59 (hora de París), ¡hemos hecho venir a Ocra!

La belleza de la diosa Ocra es tan formidable como sus flechas. Se cuenta que solo los discípulos más fervientes, los que profesan una fe de una pureza a prueba de todo, son capaces de mirarla sin ruborizarse. Hay que reconocer que ante una diosa que incita a sus arqueros a tensar el arco lo más rápido posible y tener más puntería que nadie, es normal que acaben perdiendo la cabeza...

Si formas parte de esos aventureros de silueta esbelta y musculatura esculpida, que saben posar como nadie con el pelo al viento y sacando pecho, entonces apunta con tu flecha a tu próximo objetivo: ¡el paquete ocra!

 

Contiene:

  • Un paquete Dioses 30 días
  • 3 billetes adicionales para la Torre Mineral: Los encantamientos poderosos de Feca (ligados a la cuenta)
  • Un golpe de gracia de la diosa Ocra (ligado a la cuenta)
  • Un traje de las mil cuerdas
  • Un Kit de merkasako ocra (¡NUEVO!)
  • Mascota prespicar (¡NUEVO!)

 

El paquete de los dioses: Ocra está disponible hasta el miércoles 9 de octubre a las 23:59 (hora de París).

No olvides que se trata del último paquete de los dioses, es el momento de lucrarte...

Saca tu arco... prepárate... ¡adelante!

¡QUIERO ESTE PAQUETE!
 

 

Torneo JcJ comunitario: Wakfu Warriors World

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Probablemente ya haya llegado a tus oídos, pero si no es el caso, es muy posible que te interese... Este año, WAKFU va a acoger un torneo JcJ interservidores, ¡y ya no falta nada!

Para los que no lo sepan, hace ya un año que tuvo lugar la primera edición de Wakfu Warriors. Se trataba de un torneo concebido y organizado directamente por los jugadores Augaroma, Jimbow y Friglast en el servidor Dathura.

Este año, para celebrar haber alcanzado los 2500 miembros en su servidor Discord consagrado a la comunidad francófona, han decidido repetir y lanzar una nueva edición de Wakfu Warriors… pero esta vez con un poco (bastante) más de ambición.

Pues sí, ¡porque este año el torneo es para todas las comunidades del juego! Y como nos han pedido ayuda para llevar a cabo el proyecto, vamos a abrir especialmente el servidor beta para acoger este torneo.

Para obtener más información, puedes dirigirte directamente a los organizadores del torneo. De todas formas, ya hay información disponible:


Que sepas, además, que las inscripciones ya están abiertas. ¡Así que no dudes en probar suerte! ¡Tienes todas las claves en la palma de la mano!

QUIERO PARTICIPAR

¿No te hemos convencido todavía? ¡Pues te recordamoso que donde hay torneo hay recompensas! En esta ocasión y para apoyar la iniciativa, ¡nos hemos encargado de pensar un podio de recompensas para los más valerosos!

El primer equipo ganará:

  • El paquete de los dioses que elijan
  • Un trofeo de oro
  • El traje de la leyenda (¡inédito!)
  • Un título especial
  • Un emote «Escupir fuego»
  • Un consumible aura
 

El segundo equipo ganará:

  • El paquete de los dioses que elijan
  • Un trofeo de plata
  • El traje de peuvepé
  • Un título especial
  • Un consumible aura

El tercer equipo ganará:
  • El paquete de los dioses que elijan
  • Un trofeo de bronce
  • Un título especial
  • Un consumible aura

El cuarto equipo ganará:
  • 30 días de paquete Dioses
  • El traje de los dioses que elijan
  • Un título especial
  • Un consumible aura

¡Buena suerte y buen juego a todos!

Krosmoz: ¡un artbook por sus 15 años!

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Este año, y no sin cierta emoción, ¡soplamos las 15 velas del Krosmoz! Por ello, un artbook con las ilustraciones más hermosas de estos últimos 15 años está disponible en preventa en Ankama Shop. ¡Los 50 primeros compradores se llevarán también una dedicatoria!

Para celebrar los 15 años del Krosmoz, Ankama ha reunido las ilustraciones más hermosas de todos sus universos en un artbook inédito.
DOFUS, WAKFU, WAVEN y muchos más se suman a este recopilatorio de aniversario. 
¡Ya disponible en pre-orden en tu tienda en línea Ankama Shop! 
Y eso no es todo: ¡los 50 primeros compradores se llevarán también la dedicatoria de un artista!*

¡allá voy!

* Oferta válida una vez por cuenta y según el stock disponible. El artista de la dedicatoria será aleatorio. Si te beneficias de la oferta, esta aparecerá en tu cesta.

¡Nuestros jugadores bajo los focos #3!

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Hace poco reiteramos nuestra invitación para que compartieras tus talentos de artista (en pintura, vídeo, música, plastilina, papel maché, collares de fideos, esculturas con caparazones de moluscos o libros de recortes) con el mundo (¡y no solo el de los Doce!). Una vez más, nos hemos quedado boquiabiertos... ¡Pero no podíamos quedarnos sin compartir las participaciones recibidas!

Como ya hicimos en otra ocasión, pongamos el foco en algunos de los jugadores que respondieron a la llamada «¡Comparte tu talento!». Por supuesto, si pudiéramos, compartiríamos aquí todas las participaciones que hemos recibido. Pero, aunque no sea técnicamente posible, tenemos que decir que todas ellas nos han sorprendido, tanto por la diversidad de talento y personalidad como por la imaginación de la comunidad. ¡Felicidades a todo el mundo! Bueno, ya basta de hablar: ¡vamos con las imágenes!
 

Adam Crudesco, FR
ArnNormand, EN
Galapagos345, FR : https://arashipen.tumblr.com
Gatikdanny, ES
Maitredincarna, FR
ManueW, FR
Thisisbot, EN
Maxiarakne, FR
Stormlighter21, ES
Nasibaa, FR
Emily03, PT
Quera00, FR
Whitedove, EN
Skynether99-3, FR
Zahorii, ES

 

Quienes aún no se hayan atrevido a dar el paso, o que simplemente no estaban al tanto del evento, ¡que sepan que todavía tienen tiempo! Para más información, dejamos la noticia que publicamos sobre el tema aquí.

-30% en todos los servicios

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¿Qué más puede decirse? Ah, sí… que no es ad vitam aeternam, sino desde el jueves 10 de octubre a las 10:00 hasta el miércoles 16 de octubre a las 23:59 (horas de París).

¿Sigues ahí?

Vale, pues… ¿te explicamos qué son los servicios? Mejor, ¿no?

Bueno, los servicios en WAKFU te permiten mejorar tu comodidad y, directamente, cambiar tu experiencia en el juego. Hablamos del cambio de nombre de tu personaje, de tu gremio o de su escudo, del cambio de sexo e incluso de clase, y de la transferencia de personaje a una cuenta. También puedes añadir páginas de características, de hechizos o de equipables.

¡En resumen, es lo más! ¡Y mucho mejor con un descuento!

Hasta el miércoles 16 de octubre a las 23:59 (hora de París), solo tendrás que añadir el(los) servicio(s) que quieras a tu cesta y el 30% de descuento se aplicará automáticamente en los artículos elegidos.

 

Boss Smasher: Beblop y Lula

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Había una vez unos blops diferentes a los demás. Aquellas pequeñas criaturas gelatinosas, que habían ido a parar a las playas de Jamelyn, habían aprendido a cantar gracias a Ardwin, el famoso ladrón de voz. Algunos de ellos, como Blopgang Amadeus Blopzart, llevaron el arte de la canción más allá y crearon una auténtica orquesta...

—¡Ah! ¡Ah, ah! ¡Ah, ah, ah, ah, ah, aaah!

—¡Oh! ¡Oh, oh! ¡Oh, oh, oh, oh, oh, ooooooh!

—¡Ah, aaah! ¡Ah, ah, ah, ah, ah, aaaaaah!

—¡Ah, ah, ah, ah, ah, aaaaaah!

—Eh, eh, eh, eh, eh, eeeeeh...* ♫

Blopgang Amadeus Blopzart paró en seco e indicó a los demás blops que pararan también. Estaba molesto.

—¡No, no, NO! Beblop, no estás siguiendo en absoluto el ritmo. ¿Qué es lo que ocurre?

El joven blop puso cara de exasperación y dejó escapar un largo suspiro a modo de respuesta.

—¡Si te aburro, dilo!

—Me aburre usted.

Blopgang se sobresaltó. Nunca antes le habían faltado al respeto de aquella manera. A él, ilustre compositor blop de talento indiscutible y oído envidiable.

—¿¿Perdón??

—¡Me a-bu-rre us-ted! ¿Encima está sordo? Me sorprende en alguien que presume todo el rato de tener los tímpanos más delicados del puerto de Jamelyn...

—¡Veo que has perdido por completo la cabeza!

Los demás no salían de su asombro. Blopgang era sin ninguna duda el blop musical más respetado de todos. Su talento era reconocido en cualquier parte del Mundo de los Doce. Los aventureros llegaban de todos los rincones del Krosmoz (aunque tuviera forma de ovoide) para apreciar los conciertos y la música de las corales de las que él era el jefe de orquesta desde que había conocido a Ardwin, el ladrón de voz.

—Es solo que... estoy harto de tanto «Ah», «Oh», «Eh»... ¿Por qué no cambiamos un poco? ¡Parecemos un disco rayado!

—¡No te lo permito! ¿Qué tienes en contra de Pequeña serenata blopturna? Gracias a ella, cientos de doceros vienen a vernos cada día, ¡así que un poco de respeto, por favor!

—¡Eso es porque nunca ofrecemos nada nuevo! ¿Nunca ha dejado que sea su estómago el que se exprese? Sacar lo que lleva aquí dentro... En lo más profundo de las entrañas.

Beblop dijo esto mientras se daba golpecitos en el vientre. Este onduló como una enorme porción de gelatina, provocando la risa de los demás músicos.

—Esto es increíble... ¿De verdad crees que es con los intestinos con lo que escribí Las bodas de Fígablop? ¿Y La flauta blópgica? ¿Acaso me salió de los dedos gordos de los pies? ¡No! En primer lugar, porque no tengo, como tú. En segundo, que sepas que la música blop es una disciplina seria y rigurosa, mi querido Beblop. Requiere trabajo, rigor, acordes melodiosos y coherentes, una escala diatónica, una escala cromática, cantos coordinados, cuartas, quintas... ¡Y basta! ¿Qué es lo que escondes detrás de la espalda?

Beblop, sorprendido, se las daba menos de valiente. Todas las miradas estaban clavadas en él. Blopgang se acercó a su alumno y le quitó de las manos un instrumento extraño parecido a una flauta, aunque mucho más grande y provisto de un enorme embudo en un extremo.

—¿Qué es esto?

Un saxblopfón —respondió el joven blop con un ligero temblor en la voz.

—Y ahora me dirás que este chisme va a revolucionar el mundo de la música blop, ¿verdad? ¡Deja que me ría!

«Tsss, tsss-tsss, tsss-tsss...».

Blopgang se giró bruscamente. Otro blop musical estaba rozando una especie de bandeja redonda algo curvada y de metal con una baqueta provista de pequeñas varillas en un extremo. Ello mientras el blop se agitaba, claro...

—¿Pero qué...?

Blopgang estaba desconcertado. Los demás blops no podían evitar mover la cabeza con ritmo, como transportados por aquel nuevo sonido.

—¿¿No pensarás empezar tú también, verdad?? ¡¿Qué es ese otro trasto?!

«¡Shtong! ¡Bolong, blong, shtong, shtong, bolong, booong!».

Otro blop había lanzado sus hojas de partituras y se había montado sobre su pupitre. Desde donde se encontraba podía sostener el extremo del mango de un instrumento especialmente imponente. Al acercarse para mirar, Blopgang comprendió que el blop había lanzado un hechizo a su violín, el cual era entonces dos veces más grande y descansaba en el suelo. El blop se divertía tirando o golpeando las cuerdas para producir un sonido grave, aunque un poco tosco.

—¡Desgraciado! ¿¿Qué le has hecho a tu violín?? ¡¡Os habéis vuelto todos locos!!

El otro blop frotó con fuerza las extrañas baquetas en la bandeja circular. Por su parte, Beblop sopló con todas sus fuerzas en su saxblopfón mientras se contoneaba, como si estuviera poseído por el sonido casi sensual que salía del instrumento.

Blopgang se sentía ultrajado. La música blop se desvanecía por momentos. Chilló desesperado tapándose los oídos. Cuando de repente...

—¡Ski-bi diby dib yo da dub dub! ¡Ba-da-ba-da-ba-be blop blop bloda blope! ¡Blop ba bloda blope!

La voz era suave y cautivadora. El canto, rápido y envolvente. Contra todo pronóstico, Blopgang sintió cómo un extraño escalofrío le recorría todo el cuerpo. Desde la punta de los pies hasta la parte más alta de la cabeza... Estaba impresionado. Lula, su mejor violinista, era una cantante asombrosa. Escuchaba sonidos que nunca antes había escuchado. En general, los blops solo eran capaces de pronunciar algunas sílabas.

Un extraño torbellino se formó en la boca del estómago del jefe de orquesta. Era como si «aquello» le hiciera cosquillas... Y, sobre todo, «aquello» le daba la sensación de ser tan ligero como una pluma de pío. Entonces, comprendió lo que Beblop quería decir.

Sus entrañas hablaban al mismo ritmo que su corazón.

Por primera vez en toda su carrera de jefe de orquesta blop, Blopgang Amadeus Blopzart vio la música desde una perspectiva completamente diferente. El blop comprendió que, aunque las reglas fueran primordiales, la espontaneidad, la pasión e incluso la locura podían hacer que la música fuera aún más grandiosa.

Beblop le había abierto los ojos. Los de Lula le habían abierto el corazón. Gracias a ellos, Blopgang decidió crear un nuevo movimiento musical completamente revolucionario, que permitió a la música blop expandirse hasta nuevos horizontes: el beblop.

La historia también cuenta que, desde que se conocieron, entre Blopgang y Lula todo es pim, pam, blop, yiiiii...

¡Blopgang Amadeus Blopzart es el Boss Smasher del mes de octubre! Ya sabes cómo va la cosa, ¿no? Entonces, pon ritmo a Brakmar del 1 al 31 de octubre para darle una buena lección sin bombo ni platillo.

* Melodía de «Pequeña serenata nocturna», de Wolfgang Amadeus Mozart.

WAKFU orígenes: una historia de Az

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Los sonidos se habían atenuado ligeramente, pero él conseguía igualmente reconocer sus piadas y sus gorjeos. Ya los adoraba, esos «¡pío, pío, pío!» de los que aún no sabía nada. Y de los que tampoco comprendía mucho... Aunque sí lo justo para apreciar su humor y su tonalidad.

La vida de un huevito de tofu no es para nada tranquila. Esta llena de peligros. Ya, sí... Pocos son los que consiguen eclosionar. Muchos son devorados, robados, aplastados mucho antes... Antes de haber podido romper su cascarón con un picotazo sincero. Antes siquiera de haber podido distinguir con sus propios ojos este mundo magnífico a la par que hostil. Antes de haber podido desplegar sus frágiles alitas y marcar el suelo con su huella de tres dedos...

Ese pequeño tofu, más que cualquier otro, estaba deseando descubrir lo que ocurría en el exterior. Pero hasta que el gran día llegara, debía tener paciencia. Por eso, cada momento, cada sensación, para él era la ocasión de hacer volar su imaginación. Ya se había formado una imagen bastante concreta de lo que le esperaba. ¿Se decepcionaría? Seguramente no... Ya que aunque cada día le servía de pretexto para a esbozar una nueva faceta del Mundo de los Doce en su nuevo cerebro (casi tan pequeño como el de un yopuka, ¡de eso no hay duda!), estaba convencido de que este le reservaba un montón de inesperadas sorpresas. Y estaba en lo cierto...

Al principio de aquella tarde, el pajarito acababa de despertarse de una interminable siesta. En esta etapa de su evolución, necesitaba mucho descanso. Su cuerpecito trabajaba al cien por cien para convertirlo en un tofu fuerte y lleno de energía.

Los gorjeos de sus padres eran los que conseguían sacarle de su sueño, pero esta vez, el despertar resultó ser más desconcertante. Se sentía ligero como una pluma, como en un estado de ingravidez. Su corazón hacía piruetas en su caja torácica. Agradable o no, no sabía bien decirlo... Desconcertante, sin duda. Unas sombras se dibujaban a través de su cascarón tan fino como el papel. Eran diferentes a las de costumbre. Una hoja. Luego otra. Y otra más... Se encontraba en la cima de un árbol. Extraño... el nido en el que sus padres lo incubaban solo estaba a unos kámetros del suelo. ¿Cómo podía saberlo? Por los frutos maduros que escuchaba aplastarse contra el suelo al caer. El tofu ya era un pequeño genio científico, capaz de apreciar las distancias, capaz de situarse en un entorno en el que, hasta el momento, había vivido a ciegas. Todo, simplemente con el oído. Los rayos del sol empezaron a atravesar su cascarón hasta el punto de deslumbrarlo. No, eso tampoco era normal... Los únicos momentos del día en los que el emplazamiento del nido le ofrecía este resplandor eran temprano por la mañana y al final del día. Extraño…

De repente, un grito. O más exactamente dos gritos que se fundían en uno solo. El pavor y el sufrimiento se percibían en él. ¡Sus padres! A pesar de escucharlos tan lejos, los había reconocido. Pero, de hecho... ¿por qué se encontraban tan lejos? A menos que... ¿fuera él el que se encontraba lejos de ellos?

«¡¡Friiiz!! ¡Friiiiiiz! ¡¡Friiiiiiiiiz!!»

Esos aleteos... No los reconocía. Una envergadura mucho más pequeña que la de sus padres. Algo frío. Casi metálico.

«¡Tzzzz! Kkkk... Gzzzuuu... ¡Tzzzz ! ¡Tziii! ¡Friiik!»

También era la primera vez que escuchaba esos ruidos. Eran glaciales. En el interior de su cascarón, a pesar de estar protegido contra el viento y demás inclemencias, el pequeño tofu tiritaba con toda el alma. Pese a que estaba al principio de su vida, ya tenía un conocimiento y una aprensión del peligro más que desarrollados.

El pájaro empezó a comprender. También a sentir pánico... Simple y llanamente, estaba siendo arrebatado a sus padres. Pero ¿para qué? ¿Por qué a él? Y sobre todo... ¿¿por quién?? Sus secuestradores eran pequeños, pero numerosos. Había mucho jaleo en el exterior... Un enjambre de no se sabe qué. Un pequeño ejército con una coreografía milimetrada. Como el mecanismo de una máquina. Infernal, sin lugar a dudas.

Bruscamente, el pequeño tofu se dio cuenta de que estaba volando, aunque involuntariamente, y el pánico se apoderó de todo su ser. ¿Cuántos kámetros le separaban del suelo? ¿¿Cuántos le separaban de sus padres?? Se asfixiaba. Necesitaba aire. ¡AIRE! ¡Pero eso era imposible! A menos que... ¿Su cascarón? ¡No! ¡Era demasiado pronto! ¡Demasiado! No obstante... ¿No se trataba de una situación de extrema urgencia? El pequeño tofu debía fiarse de su instinto. Sus padres ya no estaban ahí para decidir por él. Solo podía contar consigo mismo... No quedaba más tiempo para reflexionar: se disponía a dar un buen picotazo a su cascarón, sin saber realmente lo que haría después, cuando de repente...

«¡¡PÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!»

Un nuevo grito. Este por el contrario, aunque no conocía su intensidad, lo habría reconocido entre mil. El cascarón vibraba. El pájaro estaba siendo golpeado por todos lados, proyectado contra sus frágiles paredes. Afortunadamente, su plumaje ya era lo suficientemente abundante para amortizar los golpes. De esta montaña rusa infernal, el pequeño tofu sacó la conclusión que le pareció más creíble: lo estaban arrebatando... Podía imaginar la batalla que se libraba en el exterior entre su padre y sus agresores. Siempre se lo había imaginado regordete, un tanto gordinflón para ser honestos. Quizás estaba totalmente equivocado... Repasaba su tamaño, igualmente pequeño pero fornido, los hombros anchos y el busto bien proporcionado. Sin embargo, por primera vez desde que tenía consciencia, le faltaba la imaginación: no conseguía representar a los que querían llevárselo. Sus gritos agudos y el zumbido metálico de sus alas hacían que tuviera la profunda convicción de que venían de otra parte. La angustia de pensar que su padre pudiera sufrir algún daño los volvía aún más siniestros...

Un grito más. Definitivamente, todos los residentes de los árboles de los alrededores participaban en la batalla.

«¡¡HYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!»

Su madre. ¿¿Su madre?? Una vez más pensó que su imaginación le había jugado malas pasadas. Él la veía frágil y delicada. Pero el grito de guerrera lleno de determinación que soltó al lanzarse sobre los que trataban de arrebatarle el fruto de sus entrañas decía todo lo contrario...

Una lucha sin piedad causaba estragos. Luego el silencio, brutal... y la inmovilidad. ¿Quién había ganado? ¿Entre las patas de quién se encontraba ahora? El corazón le latía a mil por hora. Necesitaba saberlo. ¿Iba a conocer a los suyos? ¿O comenzaría su vida junto a criaturas que, claramente, no querían su bien? El pequeño tofu se jugó el todo por el todo. Un discreto golpe con la garra contra la pared del cascarón. La luz se infiltró en el interior del huevo con una intrusión casi molesta. No veía nada.

Luego todo se volvió oscuro. Negro.

Oh... Más bien marrón. ¿Amarillo? Sí, amarillo oscuro. Y suave... Realmente suave... El tofu pegó su mejilla a la apertura que acababa de crear y de la que emergían algunas plumas con un perfume reconfortante, familiar... Dio un pequeño cabezazo, contra lo que era nada más y nada menos que el vientre materno. Un abrazo realmente emotivo, en el que también participó su padre de quien podía sentir la presencia, al otro lado del cascarón.

Su padres se enlazaron literalmente. Habían ganado la partida... Una primera partida que anunciaba la rudeza de la vida que iba a vivir. ¿Pero contra quién? ¿Contra qué? Eso Az no lo sabría hasta mucho más tarde...

 

Sin saberlo, desde su más temprana edad (antes incluso de nacer), Az se había enfrentado a las crueles noxinas y a la insaciable sed de poder de su amo Nox. Quizás el xelor, con sus poderes de mago del tiempo, había presentido el potencial del pequeño tofu antes incluso de que rompiera su cascarón. Quizás el ave ya era una increíble fuente de Wakfu. Si era así, Nox habría hallado en él lo que haría, muchos años más tarde, el inseparable compañero y preciado aliado del selatrop más famoso del Mundo de los Doce...


La mascota geist en venta flash

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Pronto será la época de los purés, las cremas y los gratinados de calawaza... ¡Una época animada con una buena dosis de canguelo, de escalofríos recorriendo la espalda, pelos de punta y dientes castañeando! Haluín se acerca a pasos agigantados, y para la ocasión, ¡la mascota geist está en venta flash en la tienda!

Pongámonos serios un momento, ¡no podrás pretender ganarte el título del aventurero más malote y terrorífico de las fiestas de Haluín con la mascota bebé pandawa, el tofu pompón, el kerubebé o el jabatillo! Si quieres que otros doceros se mueran de miedo y te respeten, tendrás que darles vacaciones, por un tiempo, a tus mascotas más adorables y optar por un compañero más oscuro...

Estás de suerte, ¡porque la mascota geist está justo ahora en venta flash en la tienda, al precio de 5 € (o 4000 ogrinas) hasta el 21 de octubre a las 23:59 (hora de París)!

¡Corre a por ella!

Haluín: Yokais, bruja y golosinas

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Saca los caramelos y los adornos siniestros, píntate de blanco las partes visibles del cuerpo, ponte negro alrededor de los ojos, dibújate trazos oscuros en el resto de la cara, enciende las velas y espera a que se haga de noche. Haluín llama a tu puerta… 

¿Oyes esa lejana risita socarrona que termina en una tos infinita? ¡Es la bruja!

¿Y esos angustiosos gemidos que terminan en «¡Kay!, ¡kay!» parecidos a los de un wauwau al que le han pisado la cola? ¡Son los yokais fantaaasmaaas!

 

 

YOKAI 
KITSUNEBI

 

 

Del martes 22 de octubre a las 10:00 al martes 5 de noviembre a las 10:00 (horas de París), recorre las calles de Astrub en busca de golosinas y llévate algunas tortas también.

La mazmorra de Haluín reabre sus puertas, con su legión de jalatós malditos, de ghuls y de momias. Conoce a los lugareños simpáticos, los calawazadows, y a las criaturas que brillan en la oscuridad: los fantasmas de yokai.

Durante esta aventura mortal, amasarás numerosas recompensas: ¡títulos, logros, fichas, trozos de calawaza, decoraciones para el merkasako y mucho más!

 

 

Tiembla, insensato… Si no lo haces de miedo, ¡es que ya te has atiborrado de golosinas!

¡Astrub te espera!

Caja misteriosa del horror

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¡¡AAAAAAAAAAAAAH!! ¡¡NOOOOOOOOOOOO!! ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaamááá! ¡Socorrooooo! ¡Piedaaaaad! Soy demasiado joven para mor… Ah, ¿estás ahí? Perdona, estábamos ensayando para Haluín. Por cierto, ¿has pensado en hacerte con la caja misteriosa del horror? Ya está disponible, ¡e incluye 4 novedades!

¡Una caja misteriosa que te pondrá la carne de piolina ya llega a la tienda! Si no conoces el principio de esta caja llena de tesoros, no te preocupes, es simple: ábrela y recibirás un objeto al azar de entre los que te indicamos a continuación.

¿Te has topado varias veces con los mismos objetos? ¡No hay problema! Como no están ligados, ¡más de uno se pondrá muy contento en el merca!*

 

Da más miedo que un bwork en calzones o que Miss Adefesio desmaquillada. ¡Para salir corriendo, eh!

La caja misteriosa del horror (¡agárrense, que vienen sustos!) estará disponible hasta el 6 de noviembre a las 23:59 (hora de París) al precio de 1800 ogrinas.

¡Corre a por ella!

* Mercadillo.

 

Para abrir tu caja misteriosa, inicia sesión y dirígete a la sección Comunidad. A continuación, ve a «código de regalo» y haz clic en «utilizar».

Boss Smasher: Remington Smis

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Desenfunda más rápido que su sombra, que la sombra de su sombra, que la sombra de su mano, que la sombra de su wauwau (aunque, en realidad, es un miaumiau muy mono que siempre lo acompaña. Su hermano Grany, ¿te suena?). Es oficial, el Boss Smasher de noviembre ¡es dinamiiiiiita! ¡Ven a enfrentarte a Remington Smis!

Durante una conversación en un bar de mala muerte, el más famoso de los tymadores se llevaba una buena bofetada en la cara con el peor insulto que le podían haber dicho. Que «no era tan ladino y deshonesto» como parecía. ¡Ah! ¡Toma ya! No hacía falta más para prender la mecha... La discusión no tarda en empeorar: es imposible calmar los ánimos. Vuelan mamporros, ganchos de derecha, uppercuts y demás proyectiles del estilo. Porque es bien sabido que Remington tiene el gatillo rápido y munición de sobra...

Juzga por ti mismo haciéndole una visita de cortesía en la mazmorra Tymabar, situada en las minas de Sufokia. Lo encontrarás con la mano sobre el revolver, listo para hacerte pedacitos y desparramar tus restos como un puzle.

Premios en juego: ¡un título especial y una ficha de recompensas!

Ten en cuenta que se fijará el nivel de Stasis 21.

¡Buena suerte!

Un miedo profundo

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Hasta hace unas horas, « era un aventurero como otro cualquiera. Uno de esos que han perdido el alma, o parte de ella, sumidos en la rutina de «dragopavo, mamporros y a dormir». Una rutina que no le disgustaba hasta entonces y a la que se había acostumbrado con sumo gusto. Y, precisamente, ese era el problema...

 

F se había acostumbrado a todo. Al grito ensordecedor de los monstruos a los que daba el golpe de gracia. A las súplicas de los rivales cuando estaba a punto de humillarlos. Al tiempo que pasaba yendo de una mazmorra a otra, de misión en misión, en vez de disfrutar de la compañía de los suyos...

En resumen, se había acostumbrado absolutamente a todo. Su cerebro disponía de más tiempo para hacer el balance de las cosas. Y el balance había hecho «bum» en él. Un electrochoque. Después de discutirlo en profundidad con su madre, Félix Fluk llegó a la conclusión de que era hora de recuperar las riendas de su vida.

Al día siguiente, hizo las maletas y lo dejó todo para dirigirse a Bonta. Allí volvería a los orígenes de su identidad de zobal: sería un artista callejero. Durante meses estuvo en la plaza de la ciudad, en contacto directo con su público, presentándose como Fluky Flex, bufón acróbata.

Al principio nadie se paraba, salvo la milicia, que quería echarlo de allí. Por la noche, dormía debajo de un puente. Volvía a la plaza de Bonta cada día. Siempre jugaba al gato y al ratón con las autoridades, pero, al mismo tiempo, empezó a tener cierta complicidad con el público. Cada vez lo saludaban más; le daban pan, legumbres y, a veces, hasta un poco de carne. Aunque también recibía insultos y amenazas. Por suerte, sabía defenderse. Y todo valía la pena. Era más feliz allí que en cualquier otro sitio.

 

*****

 

Una mañana, la milicia de Bonta llegó antes para... recibirlo. Al menos eso pensaba Félix. En realidad, un político estaba a punto de dar un discurso en la plaza. «¿Y por qué aquí?», preguntó el zobal. «¡Porque quiere estar en contacto directo con su público, bufón!», le respondieron.

Félix, lleno de curiosidad, se quitó la máscara de Fluky Flex para el resto del día y decidió esperar entre la muchedumbre para escuchar lo que diría aquel político y así poder juzgar sus ideas. El famoso político llegó dos horas más tarde. Alrededor de Félix había curiosos, partidarios y algunos detractores.

—¡Yo digo que va a salvarnos!

—¡No es más que otro charlatán! Viene directo de Amakna. Les ha soltado el mismo rollo que va a soltarnos a nosotros…

—¡Escuchémoslo! ¡Podríamos parar el Caos de Ogrest de una vez por todas si tomamos las medidas necesarias!

De repente, la muchedumbre se movió como un solo ser; empezó a formarse un alboroto. Entre cabezas y brazos levantados, Félix distinguió a un xelor con un sombrero puntiagudo que saludaba al gentío. Llevaba un traje azul noche muy elegante. Se instaló detrás de un atril, y un repentino silencio inundó la plaza.

 

—Amigos, vecinos, el Mundo de los Doce está en peligro.

Nuestra casa, nuestro hogar está sumergido… —Hizo una breve pausa y señaló en una dirección con el dedo—. ¡Y las aguas siguen subiendo! Fecas, osamodas, aniripsas, steamers, hipermagos, xelors: ¡todos están de acuerdo! La flora y la fauna, tanto terrestres como marinas, tienen los días contados. ¡¡¡NOSOTROS tenemos los días contados!!!

Sus palabras fueron recibidas con un clamor de aprobación que, sin duda, se oyó más allá de la ciudad.

—Los grandes de este mundo nos dicen desde lo alto de sus torres de marfil que controlemos nuestro impacto en el medioambiente. Que entremos en razón. Que consumamos menos recursos naturales pero que sigamos gastando nuestros kamas. Que no vertamos los residuos en la naturaleza, mientras que ellos mismos no dejan de producir más y más. ¿Es que tenemos que comérnoslos?

El político notó al público algo indeciso.

—Me refiero a los residuos, no a los grandes de este mundo. Aunque… bueno… ¡JA, JA, JA, JA, JA!

Su risa excéntrica y glacial heló al auditorio.

Si os unís a mí, podéis cambiar las cosas. Si no, eso quiere decir que estáis contra mí. Y, en ese caso, no podréis quejaros de las consecuencias…

Los murmullos que entonces se oían entre el público eran de descontento. El orador hizo un gesto a un ayudante, al cual Félix no podía ver, y se lanzaron fuegos artificiales. Las vivas luces y el estruendo enmudecieron las protestas. Pero, apartados de la muchedumbre, había unos jalatós enganchados a un carro, que estaban pastando tranquilos. Las repetidas explosiones los asustaron y salieron corriendo en estampida hacia donde se encontraba el público. Iban directos hacia Félix.

¡Bum!

 

*****

 

—¿Señor Fluky?… ¿Fluky Flex?

Félix abrió lentamente los ojos y vio a un joven aniripsa que llevaba unas gafas bifocales en la punta de la nariz.

—¿Dónde… estoy?

—Está en el centro aniripsa de Bonta. Soy el aniripsa Vabién. Llevo su caso desde que llegó hace veintiún días. Sufrió un accidente en la plaza de la ciudad durante un acto político. Un carro tirado por unos jalatós lo atropelló, y recibió un golpe en las costillas y en la cabeza.
—¿Hace veintiún días?
—Eso es. ¿Recuerda haberse despertado antes?
—No… para nada. Por cierto, mi nombre real es Félix Fluk. Fluky Flex es… mi nombre artístico.
—Está bien… —Apuntó algo en el expediente—. Pues se ha despertado usted varias veces y ha discutido con el personal sanitario.
—Ah, ¿sí? No… no me acuerdo —afirmó el enfermo incorporándose lo suficiente para poder sentarse debidamente en la cama.
—Pues sí. ¿Sabe?, hemos observado el mismo comportamiento todas las veces. Primero, está tranquilo y lúcido. Después, parece sufrir alucinaciones. Nos obliga, de hecho, a ponerle correas y a administrarle un sedante.
—Ah, yo… Lo siento… —dijo tímido Félix, que no sabía qué responder.
—Sin embargo, la última vez que se despertó pasó otra cosa. Mire, la enfermera aniripsa que se ocupaba de usted entonces le trajo una infusión que había pedido, y parece que, cuando usted le rozó la mano, sufrió una crisis…
—Espero no haberle hecho daño…
—Al contrario, señor Flex. ¡Hasta salvó usted a su hija!
—¿Que yo qué?
—Verá, usted entró en pánico. Se puso a gritar que la habitación estaba llena de agua, que iba a ahogarse, que había que sacarlo de aquí. Y entonces… comprendió que se trataba de una visión. Que no se trataba de usted, sino de una pequeña aniripsa. Que no era en esta habitación, sino en el estanque que hay justo detrás de este centro.
—¿Y?
—La enfermera corrió para salvar a su hija, que estaba agitándose en el estanque. El que está detrás del edificio. Se aburría mientras esperaba a su madre. Parece ser que se puso a jugar y…
—¡Por Sadida!
—¡Exacto!
—¿Qué es lo que me pasa? —preguntó Félix.
—Algunos de mis compañeros —explicó consultando el expediente— creen que en su cabeza se ha manifestado una sima.
—Pero una sima es un agujero… ¡¿Tengo un agujero en el cerebro?!…
—¡Perdón, que se ha manifestado el siam! Lo había leído mal…
—¿Y qué es eso del siam?
—Según una antigua teoría steamer, el siam es una zona oscura sin utilizar que existe en cada uno de nosotros. Justo aquí… —Le señaló la sien izquierda—. Alberga una forma de magia que puede manifestar sus efectos en ciertas personas que han sufrido un traumatismo. Sigue siendo una teoría sin demostrar…
—¿Y usted qué opina, como aniripsa?
—Yo creo que perdió un tornillo momentáneamente.
—Ya veo. Creo que lo que vendría de un steamer sería ese diagnóstico y no esa teoría…
—Quiero decir que… ejem… que se trata de un desorden mental causado por un fuerte golpe. No es nada extraño. Fue… ¡un golpe de suerte!

 

 

*****

 

Tras varios días de observación, Félix parecía en buen estado y no había dado ningún signo de otra crisis.

La mañana de su último día en el centro aniripsa, se enteró de que el político pasaría a visitarlo antes de que se fuera. El accidente había tenido lugar durante su discurso y «se sentía responsable». O quizás quisiera dar buena imagen durante su campaña.

El zobal estaba esperándolo. No tenía que hacer ninguna maleta, y sus únicos efectos personales eran los que llevaba encima. Su madre no sabía nada sobre el accidente. ¡Como para encontrar a la familia de un tal «Fluky Flex»!

 

De repente, oyó un ruido en el pasillo. Llamaron a la puerta.

—¿Está usted presentable, señor Flex?

—Espero que sí —bromeó el artista callejero.

El aniripsa Vabién abrió la puerta al político. Este era más alto de lo que Félix había pensado, seguramente debido al gran sombrero que casi llegaba hasta el techo. El misterioso orador iba acompañado de un ser pequeño e insólito, que llevaba una ropa extraña: parecía preparado para soportar el frío del invierno, a pesar de la suave temperatura que hacía en otoño. Su sonrisa forzada mostró dos grandes colmillos separados. Olisqueó.

—¡Veo que está mejor que la última vez que lo vi! —afirmó el político antes de acercarse a Félix para darle un buen apretón de manos… ¡que supuso un auténtico electrochoque para el zobal!

Atrapado. Petrificado. Durante un momento interminable, todo pareció dejar de moverse en la habitación, mientras la nieve se extendía por todos lados, desde el suelo hasta el techo. La flor que había sobre la cómoda que estaba junto a la cama se congeló en el acto y explotó en miles de pedacitos azulados. Inmóvil, el enano resfriado, que se limpiaba la nariz con la manga. Inmóvil, el aniripsa Vabién, que sostenía la puerta. El aura del político se volvió amenazadora. La escarcha cubrió al zobal de los pies a la cabeza, y no pudo contener un grito de dolor cuando el frío penetró hasta su cerebro. Una visión.

Miles de árboles que ardían. Un humo que oscurecía el cielo. Una plataforma gigantesca. Flotaba en la lejanía, detrás del humo. Más abajo, el agua, que sumergía todo, para consumir las llamas y las vidas…

Luego, nada.

—¿Está bien, amigo?

La mano de Félix apretaba la del político. Los otros lo miraban preocupados.

 

Los labios del zobal murmuraron: «Usted es el conde Kontatrás».

El político se giró para mirar a su ayudante y al aniripsa.

—Bueno, a ver… ¿Hay algún problema?

—Todavía no —murmuró Félix, visiblemente muy afectado—, todavía no…

 

 

 

La próxima actualización de WAKFU está en marcha...

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